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La minería impacta el agua y la salud: Voces de Baja California Sur

Por Mohamed Pérez, Lizbeth Casas y Víctor Moranchel *

residente de San Antonio residente de San Antonio

Manuela Rivera Cota y Adolfo de la Peña Arámburo

SAN ANTONIO

Continúan los intentos por colocar una mina de oro en la zona de la Reserva de la Biósfera Sierra La Laguna, sin conseguir el permiso hasta la fecha.

Quieren hacer grandes pozos de agua para el uso en la minería. El oro que se quiere extraer podría ser la causa de: muchos enfermos, pérdida de gran parte de la vegetación de este lugar, amenaza de especies animales, agua contaminada y cambios fuertes en el clima.

La Reserva de la Biosfera Sierra La Laguna es un área protegida con una gran riqueza de biodiversidad de fauna y flora. Hay por lo menos 28 especies de animales y 974 especies de plantas (tanto terrestres y acuáticas) y 161 especies de macroalgas. Muchas de estas especies son endémicas del área, por lo menos 17 especies de plantas se consideran actualmente en peligro de extinción.

Con 112 mil 437 hectáreas, la reserva solo ha tenido cambios de uso de suelo en 41 hectáreas, la tasa de transformación de hábitat más baja del país, según Jesús Quiñones, director de administración de esta biosfera. La tasa de transformación se determina al comparar las imágenes de satélite de las hectáreas afectadas durante los años.

Entre una variedad de especies endémicas y en peligro albergadas por la reserve está  el pinus lagune, el pino de la laguna, que se encuentra exclusivamente aquí, apunta Manuel Aguilar, biólogo de la reserva.

Otra especie destacada es el palo de arco, utilizado por tradición en la cacería y la construcción de casas.

La minería acabaría con toda la vegetación, misma que actúa como intermediario entre el suelo y el cielo para asegurar el abasto del agua, así como un clima equilibrado.

Por lo tanto, y por ser fuente principal del agua de consumo de los animales y las vidas humanas de toda Baja California Sur, la reserva no debe ser sede de un proyecto tan grande como el de la mina Los Cardones, según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, que negó el permiso para su explotación en un perímetro de más de 350 hectáreas.

Al conocer el fallo, en septiembre de 2014, la empresa Invecture y su subsidiaria Zapal decidieron suspender el proceso de buscar otros permisos necesarios para realizar el proyecto. Sin embargo, a 35 kilómetros, la Compañia Minera Pitalla, subsidiaria de Argonaut Gold, pretende un proyecto similar.

La empresa trata de convencer a la gente del poblado de San Antonio con la entrega de becas escolares y electrodomésticos, sin lograr el propósito aún.

Ha habido muchas manifestaciones en contra. La contaminación del agua que se utiliza cada día es un riesgo que no se puede correr; enfermedades como el cáncer no son cosas con soluciones simples; implica un proceso de muerte lenta y con sufrimiento, según el físico José Luis López López, integrante de la coalición cívica Frente Ciudadano a Favor del Agua y la Vida.

Hay comunidades, como el Triunfo y San Antonio, que ya han sido víctimas de la minería local. Los químicos dejados por las minas abandonadas, con el paso de los tiempos, han ido filtrándose en su agua, contaminando y acabando con especies acuáticas. Por ejemplo, en la mina La Pitalla, se dejó arsénico activado al aire libre, cosa peligrosa para la salud de las personas que viven alrededor y para la naturaleza, dice López.

Las consecuencias se encuentran a simple vista. Las personas ahora viajan kilómetros o esperan la llegada de camiones que transportan agua, para conseguirla limpia.

Una de ellas, Manuela Rivera Cota, ama de casa, artesana, y campesina, vende sus productos en la festival cultural de San Antonio.

Entre artesanos que ofrecen artículos de madera hechas con los árboles tumbados por el paso del Huracán Odile, proveedores de dulces regionales y especias, cocineros de pan y queso de cabra, ella vende plantas que cultiva en su hogar.

Se muestra vivir feliz aúnn en la lucha por ganarse la vida que ocurre cada día en un pueblo con escasos recursos.

Dice ser testigo de los acontecimientos que ha causado la minería en los pueblos cercanos. Le prometieron trabajo, becas, electrodomésticos, cursos de estudio, servicio comunitario, y atención médica, entre otras cosas, con el fin de que ella, igual que otros pobladores, firmen a favor de la colocación de la mina.

Ella y su familia nunca estarán a favor: Explica que su madre, una señora de 98 años, ha evitado con mucho esfuerzo los peligros. Rivera agrega que sus hijos están conscientes del daño causado por la minería, y por lo tanto también están en contra.

Sin embargo algunos pobladores de San Antonio ya están acostumbrados al trabajo minero y están de acuerdo con el proyecto La Pitalla.

Adolfo de la Peña Arámburo, ex minero, comerciante y campesino, lleva 64 años en San Antonio. Sus hijos son la cuarta generación de familia en nacer aquí. Después de sus estudios quiere que trabajen en la minería y vivan en el pueblo.

"El origen de San Antonio es la minería", recalca, y se defiende al decir, "El agua que tenemos tiene un buen porcentaje de arsénico y no nos hemos muerto".

*Estudiantes de la Benemérita Escuela Preparatoria José María Morelos y Pavón en La Paz,
Integrantes del taller "Periodismo ciudadano para el desarrollo sustentable del noroeste mexicano"